domingo, 30 de noviembre de 2008

Hagamos ohm

Hacia mucho que no escuchaba esta frase, una persona se me acerca, me dice: “tengo miedo de ser un infeliz”. Parece absurdo como una cantidad incontable de pensamientos se me mezclaron en la cabeza, mil palabras estaban por salir de mi boca, cuando me di cuenta de que la luz que me rodeaba hasta ese entonces me pidió a gritos que sea compartida. Por que nadie quiere ser un infeliz, pero ya no me preguntaba al respecto, entonces pensaba…y ahora que le digo?... Puedo caer en la estupidez de decir que el ser humano nació para sufrir y por ende no es capaz de encontrar la felicidad interna, ya que si todos fuésemos felices nuestro mundo seria diferente, nuestra cultura y sociedad serian radicalmente distintas, y todos estaríamos satisfechos de cosas inútiles, ambiciones mezquinas y experiencias incoherentes. Pero mi personalidad no me permite ser lo suficientemente pesimista como para pensar así, como el 80% de la población mundial, así es, me siento un poco diferente gracias a Dios.
Será que durante las ultimas semanas la paz abunda en mi cuerpo, pero por que…ah ya me acuerdo! Ese día, cuando vino un ángel y me la prestó, yo la cuido todos los días, quizás con las cosas más simples como con una sonrisa, por que la paz y la felicidad no son sentimientos normales, aunque sean palabras comunes, cansadas de ser repetidas, no son normales. Igualmente, el seguía ahí sentado y yo todavía no sabia que decir, ni como reaccionar, quería compartir mi paz, quería que esa persona la sienta. No es muy respetuoso analizar la felicidad justo cuando uno esta por entrar en ella. Entonces me calle.
Ese día no dije nada, esa noche pensé como puedo ayudar a que alguien más acepte que este tipo de sensación se presenta en las decisiones constantes, lo que hagamos hoy lo tendremos mañana, y así sucesivamente, pero no quiero que parezca que me importa demasiado la situación, sino queda en evidencia que su infelicidad es algo grave, cuando es muy simple de solucionar. Se la prestaría pero soy demasiado egoísta, así que decidí compartirla por momentos, algo tan inexperto como mi felicidad, mi estado integral, esa impresión que crea una unidad entre mi espíritu y mis conmociones físicas. Al otro día lo volví a ver, y mis ojos dijeron: bueno te la presto por un ratito, así podrá generar un sentimiento de realización al fin. Así de simples y realizables son los sueños.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Closer

Tomate unos minutos y respira